jueves, 7 de febrero de 2013

Quiero escaparme contigo.


(Apelo al azar necesario, a la sin cronicidad, la serendipia o el feeling que se abre paso a través de una mirada que convoca la tirada de dados del destino, o la risueña conjura de los dioses)


La luna se bebe el cielo, mi cabeza me da vueltas y tú boca… tú boca… Uf
No he aguantado y te he besado por sorpresa, pero es que tenía tantas ganas de besarte que no me pude contener, salgamos otra vez y cuéntame que a sido de tú vida o cuéntame la de otro como si la hubieses vivido tú, es agradable abrazarte y si me sigues susurrando eso al oído, no sé que va a pasar.
Sí, a mi me gustaría pasar la noche contigo porque estoy muy a gusto, aquí, allí…de acuerdo en todos los sitios, no lo puedo describir, pero se me derrite la cabeza como una bola de helado al sol.

Tienes unos ojos increíblemente bonitos, tremendamente cautivadores, arrebatadoramente dulces, irremediablemente seductores, extrañamente adictivos y la cara tan suave que mis caricias no caen, se deslizan por tu mejilla y cuando te ríes estás aún más… más… uff y además… ¡cómo me pones!
Con esos labios que parecen dos rodajas de sandía listas para el postre y hace taaaaanto calor… ¿tú no tienes calor?
Quiero escaparme contigo, quiero que invadas mi espacio, que busques el amanecer en mi cama, que escribas frases infinitas en mi almohada y me ayudes a respirar.

Los haces de luz se cuelan por las rendijas de la ventana y te iluminan la espalda, tersa y desnuda, como la inocencia…

“¡Vamos! ¡Despierta! Ya es hora de irnos. 
Bueno quizás otro día podamos ir a…”

Pero esa ya, es otra historia…